Él era el eje de mi universo, era mi sol, mi luna y mis estrellas, el encargado de alumbrar el camino, era mi luz de cada mañana y mis sueños de cada noche. Era aire, puro y transparente, invisible y necesario. Era mi corazón, mi risa, mi llanto y mi alegría. Era parte de mis lágrimas y el protagonista de mis ilusiones. Era mi fe, mi esperanza. Mi agua en medio del desierto y mi compañía en los fríos días. Era el culpable de que mi corazón explote, de que mis pulmones se sobre carguen y de que a cada momento muera de amor. Era el que hacia que escribiera cientos de libros describiendo solo su sonrisa y todo lo que provocaba en mi. Era todos los nuevos sentimientos que día a día inventaba solo para sentirlos por Él. Era la distancia que no existía y el tiempo que no había entre nosotros. Era la vida que compartíamos y los caminos que de a poco se habían unido para ser uno solo, Por más que los finales fueran distintos. Era mi final feliz, y mi felicidad diaria. En simples palabras, Era todo... Absolutamente todo. Y todo eso, lo resumía cada día de mi vida cuando lo miraba a los ojos fijamente y le decía: Te amo.

PORQUE ÉL; Era mi ángel, Lo amaba y NADIE podía cambiarlo.